domingo


Boletín de la Comunidad “Amigos de Jesús”
Iglesia Luterana - Fichero de Cultos nº566
Salta Capital - Diciembre 2008 - Año 2 Nº24.
NO NATO
”¿Donde está el que ha nacido rey de los judíos?”
(San Mateo 2.2)

La Navidad ha perdido su esencia, sobre todo en las sociedades urbanas. Lamentablemente ya no nos remite al nacimiento del Salvador del mundo sino a un personaje muy abrigado que viene desde el polo norte cargado de regalos. Tales regalos resultan a la mayoría de los niños, y a grandes también, mucho más interesantes que el regalo de la vida que nos ha traído el Niño Dios. ¿Quién quiere la vida que ofrece Dios, cuando con la Play Station se nos ofrecen muchas vidas?
Es triste ver cómo va progresando entre nosotros ese desprecio por la vida, la verdadera vida. Una cultura de la autodestrucción nos está envolviendo poco a poco y las principales presas de tal incultura son nuestros jóvenes adolescentes que comienzan identificándose con grupos Dark, Góticos, Emmos, Floggers, etc., y así se involucran en prácticas tales como el Piercing, Tatuajes, Cortarse o Mutilarse, Bulimia, Anorexia, etc.
Este movimiento de la muerte va actualmente tras los niños no nacidos aún. En nuestros países americanos se está instalando el debate por la legalización del aborto. Agrupaciones a favor y en contra se están manifestando, pero pareciera que una vez más el lobby contra la vida ganará la partida si no alzamos la voz quienes debemos defenderla.
Grupos pro-aborto hablan de estar protegiendo la vida de la madre, pero no podemos creer que estamos a favor de la vida cuando para ello sacrificamos otra, la del niño concebido. Por ahora la discusión solo se habla de “casos especiales” en los cuales sería legal el aborto, entre otros los casos de violación.
Como cristianos no podemos dejar de pensar en la vida de ambas personas la madre y el bebé, así como tampoco podemos subestimar el amor de las personas. La capacidad de amar que Dios quiso concedernos excede toda lógica humana, por lo tanto creemos que las personas que pasan por circunstancias de ésta índole pueden volver a sentirse íntegras por el afecto que dan a la criatura y el amor que recibirán de ésta, cada vez mayor conforme pase el tiempo.
¡No podemos caer en el error de pensar que el niño concebido tras una violación es el mismo violador! Más allá de lo aberrante del hecho, ese bebé es una nueva persona y tiene el derecho de ser amado y protegido por su madre o quien desee hacerlo. Por lo traumático de la situación o por su corta edad, es posible que la madre biológica no desee criar al niño o niña, pero esto no puede tomarse como argumento para justificar el aborto. En estos casos debe hacerse lo que se hace en todos los caso en que los progenitores no pueden o no quieren hacerse responsable de sus hijos, darlos en adopción. Hay tantos matrimonios imposibilitados de procrear que anhelan tener hijos fervientemente. Sin embargo el sistema legal nos es ágil para dar solución a estas problemáticas, y ahora puede empeorar aún con la legalización del aborto.
Otro argumento esgrimido es el del sufrimiento que causa el tener que llevar en su seno nueve meses el “producto” de ese acto salvaje. Esto parece importante para las mujeres, sobre todo para aquellas que desconocen las consecuencias psicológicas del aborto, las cuales las atormentarán toda la vida. ¿Qué es peor, sobrellevar unos meses al bebé o cargar toda la vida con los remordimientos que causa su asesinato? En esta situación están hoy muchas mujeres que se dejaron guiar por el dolor del momento y aún muchos hombres que las incitaron a tal medida.
En fin, decimos ¡No AL ABORTO! Convencidos de que hay un camino mejor que la salida rápida y “fácil” que propugnan ciertos sectores; decimos ¡NO AL ABORTO! Porque la vida de uno (la mamá) no vale más ni menos que la del otro (el niño/a); decimos ¡NO AL ABORTO! Porque Dios dice: “No mataras”; y decimos ¡NO AL ABORTO! porque el Ungido de Dios vino al mundo para regalarnos la vida y esto nos obliga a preservarla.
Cordialmente, David Theys

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